SOBRE LAS ELECCIONES DE AUTORIDADES EN LA UNIVERSIDAD DE CUENCA
SOBRE LAS ELECCIONES DE AUTORIDADES EN LA
UNIVERSIDAD DE CUENCA
Aporte del círculo de estudio: La Escalera
Dialéctica
"No es posible democratizar la
enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende,
su superestructura política." - MARIÁTEGUI
Tras la pugna electoral por ocupar la
administración y rectorado de la Universidad de Cuenca nos es imprescindible
reflexionar acerca de los aspectos fundamentales e intereses que jugaron en
este proceso “decisivo” que, a suposición de todos, podría generar cambios en
la realidad educativa de quienes conforman la U. Pero, ¿es posible hablar de un
proceso democrático en la educación sin tomar en cuenta la estructura económica
y la superestructura política e ideológica que condicionan el sistema
educativo?
Debemos cuestionarnos las prioridades que
intervienen en los procesos que caracterizan el manejo administrativo de las
universidades públicas, en donde, la pugna por el puesto de rectorado ha
generado un debate en cuanto a la democratización del sistema educativo, en el
que se proponen ideas “progresistas” que nos prometen una educación más justa,
dirigentes más inclusivos, y proyectos que pretenden promulgar una nueva era de
“justicia”, “valentía” y “libertad”; frente a esto, nos detenemos y nos
cuestionamos ¿se puede lograr una organización justa e inclusiva dentro del
sistema educativo de un país semicolonial como Ecuador?, sistema que por su
naturaleza es excluyente, elitista y burocrático, ya que obedece únicamente a
los intereses del imperialismo, las clases explotadoras nacionales y del
Estado.
Debido a la nueva realidad impuesta desde
el año pasado por la pandemia del Covid19, un 30% de estudiantes no ha podido
acceder a la educación pública por no constar con los requisitos tecnológicos
suficientes, frente a esto, ningún candidato al rectorado ha propuesto medidas
viables para dichos estudiantes, ya que se limitan únicamente a impulsar
proyectos de intervención solo para quienes pertenecen a la U en condiciones de
privilegio. Así que se promulga una falsa democracia inclusiva que solo
pretende ser justa para los intereses individuales de quienes privilegiadamente
conforman la U. ¿Qué hay de los estudiantes sin computador o con una conexión
deficiente de internet? ¿Se han tomado en cuenta estas circunstancias, por
parte de alguna autoridad, en todo el transcurso de la pandemia?, ¿o los
intereses en lograr esta democracia se concentran en quienes ya poseen todos
los requisitos para acceder a la educación y pueden permitirse ser
“revolucionarios” y “democráticos”?. ¿Qué hay de las mujeres que son
madres, estudiantes y trabajadoras? ¿Pueden aspirar a tener una educación más
justa cuando sus condiciones socioeconómicas no intervienen en los intereses que
se analizan desde los puestos de administración académica?, ¿se puede hablar de
una democracia inclusiva?, ¿de una universidad más justa?
La respuesta es un
rotundo NO, porque jamás puede haber democracia dentro de las universidades en
una sociedad en la que se vive una dictadura del imperialismo y las clases explotadoras
nacionales contra las clases pobres. La universidad no es una “isla”, todo lo
contrario es parte integrante de todo el sistema educativo que sirve a los
opresores y al Estado burgués-semicolonial para preparar mano de obra, técnicos
y burócratas de acuerdo a las necesidades del sistema; que les sirve además
para la ideologización de los estudiantes en defensa del statu quo. Es por ello
que la universidad no puede más que repetir los esquemas de la sociedad de la
que es parte, y eso incluye también hacer procesos electorales en donde la
mentira, la demagogia, y hasta lo ridículo y vulgar, están a la orden del día
para conseguir los votos. Es tan claro que hemos visto cómo en esta última
campaña en la U se utilizan los mismos mecanismos del asqueroso marketing
electorero en la “alma máter”.
La filosofía progresista, que apunta
a derrocar el autoritarismo con un discurso de “horizontalismos” y que se
agarra además de propuestas inclusivas o feministas, este idealismo posmoderno
que emerge espontáneamente de los estudiantes, ha sido consecuencia y herencia
de intentos fallidos por democratizar las ya caducas instituciones del Estado,
que más allá de generar una educación inclusiva, ha fomentado el sesgo de la
niñez de la clases pobres como al conservar la escuela primaria privada,
separando desde la niñez a las clases sociales e incluso sus categorías. Esto
establece una gratuidad de la primera enseñanza, al mismo tiempo que niega la
educación superior a las clases populares, tendiendo más bien a una permanente
elitización de las universidades al haber quitado, por ejemplo, el derecho al
libre acceso a las universidades públicas; por lo que reafirmamos que esta
“chispa de agitación revolucionaria” es solo una ilusión frente al verdadero
alcance al que pueden llegar las instancias burocráticas en el manejo de las
universidades estatales, y que cómo siempre sucede se quedarán en promesas de
campaña.
Algo más que debemos dejar en claro al
hablar de elecciones es que: que alguien del pueblo, indígena, mujer,
LGBTI, que respalde a estos grupos o use un discurso progresista llegue al
poder, no generará un cambio dentro de la superestructura, porque están al
servicio de otros intereses. Lo único para lo que sirven los cambios de
administración es para que los ganadores metan a su gente, quiten a la élite
actual y pongan una nueva. Por eso mismo sus discursos han rodeado temáticas
que les garanticen conquistar los votos para su triunfo, como mencionar que se
acompañó a los estudiantes a las protestas de octubre 2019 u ondear la bandera
de la “equidad”, de la primera rectora mujer de la universidad de Cuenca. Hay
que tener en claro que un cambio dentro de quienes nos dirigen no va a cambiar
la realidad de la universidad, puesto que esta institución se asienta sobre la
desigualdad del sistema de clases capitalista-imperialista, y a su vez ayuda a
sostenerlo.
Dicho esto, es necesario
hablar también de los intereses de las organizaciones estudiantiles, que al
final se mueven a lo que más les convenga, volcándose de una lista a otra, ya
que estas organizaciones se han constituido únicamente en trampolín politiquero
para que sus dirigentes escalen dentro de candidaturas a puestos políticos. Se
dicen “rebeldes”, pero: ¿podemos
acaso hablar de rebeldía obedeciendo y fortaleciendo al mismo sistema que nos
aplasta a diario? Los grupos de posiciones políticas reformistas, no hacen más
que entorpecer las luchas sociales, no hacen más que reforzar el Estado y el
medio al que tanto critican. Y esto vale tanto para las pugnas electorales a
nivel de la U como del país en general.
Frente a esto, entendemos en primera
instancia, en manos de quienes se encuentra esta pugna de intereses de grupos que
se visibilizan en los procesos electorales, disfrazados de falsa democracia,
que en realidad es una dictadura que vela por los beneficios individuales
de los grupos y élites dominantes. Y esto vale tanto para las pugnas
electorales a nivel de la U como del país en general.
Nos lavan la cabeza con
su glorificada “democracia”, pero esta NO ES MÁS QUE UNA DEMOCRACIA EN EL SENO
DE LA CLASE DOMINANTE. La tan bien vendida democracia es en realidad una despiadada
dictadura de los grupos explotadores sobre las inmensas mayorías empobrecidas.
NO PODEMOS HABLAR DE
JUSTICIA, NI DE EDUCACIÓN “DEMOCRÁTICA” EN UNA SOCIEDAD BASADA EN LA EXPLOTACIÓN,
EL SAQUEO, LA OPRESIÓN, LA DESIGUALDAD SOCIAL.
El caduco
sistema capitalista-imperialista solo tiene para ofrecernos como clase oprimidas
más engaños de los mismos de siempre. Si en realidad buscamos un cambio hemos
de elegir LUCHAR. Y esto vale tanto
para la lucha estudiantil en la U, como para la lucha popular general.
¡ABAJO LA FARSA ELECTORAL!
¡GANE QUIEN GANE EL PUEBLO PERDERÁ!
¡SI QUIERES ELEGIR, ELIGE LUCHAR!
#CoordinadoraCampesinaPopularCCP
#AsoCampesinosLimónIndanzaACLI
Si estás asqueado de este cruel y caduco sistema explotador
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