LA PESADA CADENA DE LA ESCLAVITUD DOMÉSTICA QUE CARGAN LAS MUJERES PARA BENEFICIO DEL CAPITAL
Develar, conocer, analizar, denunciar
y luchar contra las distintas opresiones que pesan sobre las mujeres
proletarias y de las otras clases y sectores populares en el sistema
capitalista-imperialista-patriarcal es una tarea vital para la toma de
conciencia sobre las causas de la violencia que enfrentamos día a día, y qué
hacer para transformar esta realidad.
El Frente Revolucionario 8 de Marzo inicia una serie de reflexiones que
las iremos profundizando en espacios de análisis y discusión a los que
estaremos convocando en las próximas semanas.
Empezamos con reflexiones acerca de cómo el capital nos explota en la
esfera de la reproducción de la Fuerza de Trabajo a través de la esclavitud
doméstica:
"LA PESADA CADENA DE LA ESCLAVITUD DOMÉSTICA QUE CARGAN LAS MUJERES
PARA BENEFICIO DEL CAPITAL
La explotación a las y los trabajadores por las y los capitalistas se
realiza a través de la compra de su Fuerza de Trabajo a un costo que sólo
representa una mínima parte de la jornada laboral. Las y los trabajadores deben
vender su fuerza de trabajo a las y los capitalistas a cambio de un salario
para poder sobrevivir y así continuar trabajando y continuar generando tiempo
de trabajo excedente para la generación de plusvalía, es decir, el tiempo que
la o el patrono roba a la trabajadora o trabajador en el proceso productivo
para poder acumular.
Con el salario que las y los trabajadores obtienen por la venta de su
fuerza de trabajo deben comprar alimento, ropa, pagar un lugar donde vivir, y
comprar todo lo demás necesario para volver a recobrar las fuerzas perdidas en
la jornada laboral y volver a trabajar día tras día. Además con este salario se
sostiene, no sólo la o el trabajador, sino toda su familia.
Actualmente con el salario de miseria que tenemos en Ecuador (USD
394,00), estas necesidades son apenas cubiertas mínimamente. Es preciso que por
lo menos 2 o más miembros del hogar estén integrados a la producción social con
un salario mínimo para que se pueda llegar con las justas a fin de mes, ya que
la canasta familiar básica, según los cálculos oficiales, está en USD 717,79. Y
estamos hablando de quienes tienen un trabajo y perciben por lo menos la
remuneración básica establecida por ley, no de las y los subempleados y
desempleados.
Cuando las y los capitalistas pagan esa mínima parte del tiempo de
trabajo que las y los trabajadores desgastan en el ámbito productivo, a más del
robo directo que hacen de las horas adicionares no remuneradas a las y los
trabajadores, también roban indirectamente el trabajo necesario para la
reproducción de esa fuerza laboral, ya que con el salario las y los
trabajadores comprarán comida, pero el tiempo y el esfuerzo que le tomará a la
persona encargada de preparar esos alimentos no es remunerado; con el salario
se pagará un lugar donde vivir, pero no se incluye las tareas de limpieza y
otros arreglos que implican mantener adecuado ese lugar para habitarlo; con el
salario se comprará ropa, pero no se pagará el tiempo y el esfuerzo que tomará
lavar, planchar, dar mantenimiento a esa ropa; y qué decir del cuidado de las y
los hijos y de otras, otros miembros de la familia, o de las tareas adicionales
cuando alguien de la casa se enferma. Lo mencionado es sólo una pequeña parte
de las tareas que implica la reproducción de la fuerza de trabajo para que
quede lista y vaya a seguir generando plusvalía para las y los capitalistas,
quienes no pagan un sólo centavo a ese ejército de esclavas domésticas
(generalizando ya que la gran mayoría son mujeres), que laboran todo el día,
con jornadas de trabajo que pueden iniciar a las 5 de la mañana y concluir a
las 10 de la noche o más.
Según datos oficiales recientes presentados en las Cuentas satélites del
trabajo no remunerado de los hogares (2007-2015), del propio Instituto de
Estadísticas y Censos del Ecuador INEC, se estima que este trabajo no
remunerado equivaldría a USD 19 880 millones (20% del Producto Interno Bruto
PIB), que cada año se embolsan las y los capitalistas y demás parásitos de este
sistema, a costilla de las mujeres de las clases populares, ya que también se
señala por parte del INEC, que estas tareas siguen estando mayoritariamente a
cargo de las mujeres, quienes “destinan 3 veces más tiempo que los hombres a
estas actividades”. (Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario
EL COMERCIO en la siguiente dirección:https://www.elcomercio.com/…/tareas-hogar-remuneracion-gene….
Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un
enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com).
Estos USD 19 880 dólares son el resultado del robo del trabajo de las
mujeres, qué según la misma fuente citada, destina 1.111 horas per cápita al
años para poder cumplir con estas tareas, lo que daría un total de 11 823
millones de horas que las mujeres del pueblo en Ecuador trabajamos gratis para
que las y los explotadores se enriquezcan cada vez más. Y hay que tomar en
cuenta que otros estudios señalan que un gran porcentaje es trabajo infantil,
ya que la edad promedio en que las mujeres empezamos a asumir las tareas
domésticas es de 12 años, dándose casos en que se comienza a los 6 años o
menos.
Esta explotación de las mujeres proletarias y populares en el ámbito
doméstico es igual si se trata de obreras, campesinas, trabajadoras ambulantes,
quienes laboran en otros sectores, subempleadas o desempleadas, pues todas,
estemos o no insertas en el ámbito “productivo”, tenemos que ocuparnos de las
labores del hogar, y en su conjunto todo el trabajo femenino en “lo privado”
está sosteniendo el sistema capitalista-imperialista-patriarcal.
Históricamente con el surgimiento del Patriarcado y las sociedades de
explotación de unas clases por otras, los trabajos “domésticos” a cargo de las
mujeres fueron considerados sin valor. Al arribar la sociedad capitalista, no
sólo que esto no cambió, sino que la esclavitud doméstica de las mujeres
proletarias y de las otras clases y sectores populares se profundizó para
permitir que las y los capitalistas exploten doblemente su fuerza de trabajo,
ya que a pesar de haberlas incorporado al ámbito de la producción social, se
mantiene sobre sus hombros el trabajo de reproducción de la fuerza laboral en
el ámbito doméstico. Las y los capitalista sólo remunera las horas que las
mujeres laboran en los lugares de trabajo, el resto de la jornada de trabajo
que se hace en los hogares no corre por su cuenta.
El capital sólo puede existir a condición de explotar el trabajo de
quienes venden su fuerza de trabajo, y que mejor si hay posibilidad de obtener
trabajo gratuito, por ello el trabajo no valorado de las mujeres que el
capitalismo heredó de los modos de explotación anteriores, ha sido fundamental
para su sostenimiento. En razón de esto el capitalismo no puede ser más que
otro sistema de opresión patriarcal donde se necesita mantener sometidos y
controlados nuestros cuerpos para explotarlos en el ámbito de la producción
social, y, adicionalmente en el de la reproducción de la fuerza laboral. Así,
las mujeres proletarias y de las clases y sectores populares somos doblemente
explotadas por el capital.
Esta brutal sobre explotación convierte en una necesidad para el
sistema, no sólo mantener las estructuras patriarcales, sino reforzarlas,
profundizando con ello la violencia hacia nosotras. Desde el ámbito más íntimo
y cotidiano somos permanentemente violentadas para mantener la esclavitud
doméstica en esas perversas instituciones burguesas-patriarcales del matrimonio
o cualquier otra forma de unión, y la familia, cuyo fundamento es la
apropiación privada de nuestros cuerpos para el servicio de otras y otros,
especialmente de maridos, convivientes, hijos, padres, hermanos y demás hombres
a los que la sociedad les da poder sobre nosotras por este tipo de vínculos. De
esta manera la esclavitud doméstica que provee trabajo gratis para el capital,
está legitimada, legalizada y santificada en la actual sociedad
capitalista-imperialista-patriarcal.
Algunos aspectos importantes a tomar en cuenta en torno a este tema:
1. La esclavitud doméstica de las mujeres de las clases y sectores
populares en el capitalismo-imperialismo es una herencia de los anteriores
modos de producción de explotación de unas clases sobre otras, que eran a su
vez patriarcales.
2. La esclavitud doméstica de las mujeres proletarias y populares se
mantiene en el capitalismo-imperialismo, a pesar de que este modo de producción
necesitó incorporar a gran parte de la población femenina al ámbito público, a
la producción social como mano de obra más barata y superexplotable. Sin
embargo mantener la esclavización de las mujeres proletarias y populares en el
ámbito privado es fundamental para el sistema, ya que así se logra la
reproducción de la fuerza de trabajo en forma gratuita para las y los
explotadores.
3. Es la clase burguesa, las otras clases explotadoras, y todas, todos
los que viven del trabajo ajeno en la sociedad actual, como las y los parásitos
que fungen de autoridades de la burocracia o las fuerzas armadas del Estado
burgués, los que se roban nuestro trabajo. Si bien parecería que los
beneficiados de todo nuestro sudor son nuestras familias, eso es no mirar más
allá de las narices. En realidad quienes roban nuestro trabajo son aquellos que
van a poder explotar esa mano de obra que nosotras estamos alimentando,
limpiando, criando, cuidando.
4. A través de las diferentes estructuras, instituciones y mecanismos de
opresión de clase y patriarcales, como la familia o la religión, esta ilusión de
que nosotras servimos a nuestros “seres queridos” se nos impone desde la más
temprana edad. Se nos va preparando para ser las “madres abnegadas”, las
“buenas esposas”, las “mujeres de bien”. Resultado de la opresión social,
ideológica y cultural, entregamos mansamente a las y los explotadores
capitalistas nuestro mejor esfuerzo sin que les cueste un centavo. Incluso si
estamos integradas al ámbito productivo, es decir, si somos mujeres que
trabajamos fuera del hogar, asumimos como nuestra “obligación” el cumplir una
doble jornada de trabajo, cuando regresamos a nuestros hogares y nos hacemos
cargo de todas las tareas domésticas o al menos la gran parte de ellas.
5. La esclavitud doméstica que pesa sobre las mujeres proletarias y de
las otras clases y sectores populares en el actual sistema
capitalista-imperialista-patriarcal, no puede ser comprendido como un problema
del "patriarcado", de la “desigualdad de género”, de la “división de
roles”, ya que esta desigualdad no está separada de la explotación de clase,
que es la que permite que, en última instancia, nuestro trabajo sirva a la
reproducción del capital.
6. Por esta razón, no debemos aceptar el planteamiento burgués de que
nuestro trabajo en el ámbito doméstico sea asumido por “toda la sociedad”, eso
es una trampa para dejar en pie la explotación de nuestro trabajo por las y los
capitalistas. Es más como quienes somos los que sostenemos esta sociedad somos
quienes vivimos de nuestro trabajo, aceptar esta falacia sería asumir nosotras
mismas el costo de este trabajo, en otras palabras, no sólo que estaríamos
dándoles trabajo gratuito, sino que tendríamos que pagar por él, ¡imagínense!,
porque lo único para lo que sirven esos cuentos de aseguramiento a las amas de
casa, darles bonos, y otras perlas, es para seguir manteniendo ese enorme
parásito sin fondo que es el Estado burgués.
7. Tampoco debemos aceptar que la solución está principalmente en
“romper los roles de género”, ya que si estos se rompieran los único que
conseguiríamos es que toda la familia participe en estas tareas, que
ciertamente ya sería una carga compartida, pero seguiría siendo trabajo gratis
que el capital obtiene, ocultando así el robo en la esfera de la reproducción
de la Fuerza de Trabajo.
8. ¿Quiénes son entonces los que deben pagar por el trabajo que
actualmente hacemos gratis las mujeres proletarias y de las otras clases y
sectores populares? Claramente las y los capitalistas, que son quienes amasan
millonarias ganancias cada año mientras nosotras desgastamos nuestra vida
fregando pisos, lavando platos, criando las y los futuros pobres que entregarán
su sudor y sangre para que las y los parásitos burgueses vivan en la opulencia.
9. Como jamás la clase capitalistas y las otras clases explotadoras
aceptarán esto, jamás en este sistema se pagará por el trabajo de las
"amas de casa", las modernas esclavas domésticas.
Por ello el único camino para acabar con la esclavitud doméstica, así
como para la emancipación total de las mujeres proletarias y las clases y
sectores populares es transformar de raíz el sistema
capitalista-imperialista-patriarcal que nos oprime."
Si piensas que la opresión de la mujer debe ser borrada de la faz de la tierra
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