LOS CAPITALISTAS-IMPERIALISTAS SON EL VERDADERO VIRUS, EL REMEDIO ES LA CONSCIENCIA Y LA REVOLUCIÓN SOCIAL
LOS CAPITALISTAS-IMPERIALISTAS SON EL VERDADERO VIRUS, EL REMEDIO ES LA
CONSCIENCIA Y LA REVOLUCIÓN SOCIAL
La pandemia del Covid-19 desde
que se extendió por todos los rincones del mundo ha agudizado la crisis
económica, social y ambiental en la vivimos. En una sociedad con profundas
grietas sociales no todas las clases padecen los mismos sufrimientos o efectos
de una crisis, es más, la pandemia para muchas corporaciones capitalistas ha
significado la oportunidad de hacer millonarias ganancias en esta coyuntura.
Por el contrario, para las masas populares la expansión del Covid-19 ha
significado un acelerado agravamiento de sus condiciones de vida, sobrevivir en
tiempos de pandemia sin trabajo seguro y sin cobertura médica es terrible.
Claro está, no se trata únicamente de una
crisis sanitaria, no podemos quedarnos mirando el árbol para no ver lo profundo
del bosque. El virus no ha inventado la pobreza ni la explotación asalariada,
no es el culpable del desempleo ni de los salarios de miseria, tampoco de los precarios
sistemas de salud, o de la falta de educación y vivienda para millones de
pobres en el mundo. Las mismas crisis económicas de sobreproducción inherentes
al sistema no son culpa de ningún virus que habría saltado de alguna especie
salvaje a los seres humanos.
Todos estos males han existido
desde antes de la pandemia y continuarán después de ella; las vacunas podrán
llegar como la panacea y hasta podrán controlar la pandemia, pero los pobres
del mundo seguirán enfermando y muriendo atacados de bacterias y virus -en su
mayoría totalmente curables- porqué simplemente en este sistema jamás tendrá
acceso seguro a trabajo, a una alimentación adecuada, o a un sistema de salud
pública eficiente. La normalidad que el capitalismo-imperialismo ofrece a millones
de oprimidos en el mundo es pobreza, desempleo, enfermedad y muerte.
Lo que está en el fondo del
bosque del capital es un desierto para las clases explotadas. La desesperanza
está signada por la propia naturaleza del capitalismo-imperialismo. Para que la
burguesía haga funcionar su sistema necesita acumular y ganar, necesita
explotar gente y saquear los recursos naturales, necesita monopolizar los
medios de producción y llevar a la esclavitud asalariada a millones de seres
humanos; necesita sacar del mercado a otros millones de pequeños campesinos inundando
los mercados locales con productos baratos de los agronegocios.
El hambre por las ganancias
privadas de los capitalistas no se harta o merma con la llegada de una pandemia,
porque la opresión y el saqueo no lo crea ningún virus en sí, o mejor dicho
podemos afirmar con toda certeza que el verdadero virus causante de la pobreza
y la explotación de las masas se llama capitalismo-imperialismo.
En los medios de desinformación de
la burguesía están diciendo cosas como estas: “que se está haciendo todo para
salvar los empleos”, “que se están implementando las medidas más adecuadas para
proteger las economías”, “que tras lo ocurrido debemos convertimos en seres
humanos más solidarios”, “que de hoy en adelante los gobernantes van hacer
cambios y que serán más sensibles para atender las necesidades”, “que ahora el
pueblo debería hacer lo suyo y elegir a los mejores”, “que las autoridades ahora
van a implementar buenas políticas de salud”. En otros espacios más académicos
e intelectuales se oye decir: “que llegó el fin del neoliberalismo”, “que fracasó
la globalización porque no dio la oportunidad de desarrollo a todas las
naciones”, “que vamos hacia estados de bienestar”, etc. etc. ¿Será que las
clases opresoras están conmovidas por las penurias que viven los millones de
pobres en el mundo? Claro que NO.
La propia realidad se encarga de desmontar
toda esa fraseología llena de demagogia y cinismo. Vemos que en medio de la
pandemia los mismos organismos oficiales -como por ejemplo los de la ONU- han
estado mostrando estadísticas y proyecciones en donde los masivos despidos de
trabajadores ha sido el pan de cada día, así también miramos que los índices de
pobreza y hambre se han disparado hacia arriba. Han dado cifras que muestran
como la pandemia está golpeando terriblemente en los países pobres donde el
distanciamiento social y el acceso a un sistema de salud son casi nulos para la
gente de a pie. En cambio y al contrario, se ha visto que los que reciben protección
con fondos frescos estatales son las grandes corporaciones y bancos privados.
En concreto nada ha cambiado de
parte de los explotadores hacia los pobres, todo continúa igual e irá hacia lo
peor para los trabajadores. La dicha solidaridad y la equidad de que hablan
algunos simplemente no existen en la lógica del capital. Como si no se entiende que mientras millones
de pobres padecen por la crisis económica y sanitaria, unas pocas corporaciones
acumulen enormes ganancias. La siguiente lista muestra las 10 corporaciones
capitalistas-imperialistas con mayor acumulación de riqueza, son más poderosas
que naciones enteras, y con la pandemia han concentrado y centralizado más
capital:
1. Amazon, con un valor de US$220.791 millones.
2. Google, con un valor de US$159.722 millones.
3. Apple, con un valor de US$140.524 millones.
4. Microsoft, con un valor de US$117.072 millones.
5. Samsung, con un valor de US$94.494 millones.
6. ICBC, con un valor de US$80.791 millones.
7. Facebook, con un valor de US$79.804 millones.
8. Walmart, con un valor de US$77.520 millones.
9. Ping An, con un valor de US$69.041 millones.
10. Huawei, con
un valor de US$65.084 millones.
Fuente: Brand
Finance, 2020.
A continuación podemos ver otra
lista de los burgueses más ricos del mundo:
1. Jeff Bezos,
EE.UU.- 113.000 millones de dólares.
2. Bill Gates,
EE.UU.- 98.000 millones de dólares.
3. Bernard Arnault,
Francia.- 76.000 millones de dólares.
4. Warren Buffett,
EE.UU.- 67.500 millones dólares.
5. Larry Ellison,
EE.UU.- 59.000 millones de dólares.
6. Amancio Ortega,
España.- 55.100 millones de dólares.
7. Mark Zuckerberg,
EE.UU.- 54.100 millones de dólares.
8. Jim Walton,
EE.UU.- 54.600 millones de dólares.
9. Alice Walton,
EE.UU.- 54.400 millones de dólares.
10. Rob Walton, EE.UU.- 54.100 millones de
dólares.
Fuente: Forbes
Así es este mundo de la
normalidad capitalista-imperialista, en donde cada vez la concentración de la
riqueza está en menos personas mientras casi la mitad de la población mundial
vive con menos de 5 dólares diarios, y cerca de 2 mil millones con menos de 2
dólares diarios. La normalidad del sistema hace que Jeff Bezos dueño de Amazon,
es decir un solo capitalista posea una riqueza valorada en 113 mil millones de
dólares, mientras miles y miles de personas enferman y mueren cada día de
Covid-19, u otras enfermedades curables, por no tener recursos para atención médica,
por no tener dinero para alimentación adecuada o para vivienda, simplemente
enferman y mueren por ser pobres.
Antes de la pandemia alrededor
820 millones de personas ya padecían “inseguridad alimentaria crónica”. Pero
hoy con los ingresos y la capacidad de migrar gravemente afectados, esta cifra
aumentará enormemente. La Organización de las Naciones Unidas advirtió que se
estima que 265 millones de personas podrían enfrentar una inseguridad
alimentaria aguda (hambre extrema y muerte por hambre) para fines de 2020, en
comparación con 135 millones antes de la crisis.
Con la pandemia la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) anuncia que los trabajadores de todo el mundo perderán este año 3.4
billones de dólares por ingreso. También se resalta que sólo en América Latina se estima que el número de pobres se
acrecentará de 162 a los 216 millones y se calcula que en la región sobreviven
en la extrema pobreza unos 67,5 millones de personas. ¿En esta normalidad
capitalista cabe hablar de solidaridad o derechos humanos? Definitivamente NO.
En Ecuador, según el INEC a junio
de 2020 un millón de personas están desempleadas, es el 13,3% del PEA, tan solo
el 16,7% del PEA tiene un trabajo adecuado mientras que un 67,4% del PEA tiene
lo que ahora llaman un trabajo INADECUADO, es decir sobreviven en el subempleo
y la informalidad. Unos 5 o 6 millones de ecuatorianos no tienen la seguridad
si mañana comerán o no comerán.
El Estado ecuatoriano es una
estructura semicolonial, depende de la extracción de petróleo y minerales de
donde obtiene recursos por venta o vía regalías de parte de los capitalistas
internacionales, además depende de préstamos extranjeros lo que ha generado una
gigante Deuda Externa. Sin embargo en plena pandemia el gobierno lacayo de
Moreno pagó puntualmente 325 millones en bonos de la deuda mientras los
hospitales padecían de suministros y personal médico para atender a los
enfermos de Covid-19, no había recurso ni para recoger los cadáveres y enterrar
a los muertos.
Ahora mismo el Concejo Nacional Electora
está convocando a elecciones en donde se van a festinar cerca de 50 millones de
dólares para becar a politiqueros delincuentes en los puestos estatales mientras
miles de niños y jóvenes no tiene como estudiar por no poseer computadoras, teléfonos
o internet, porque sus padres no tienen trabajo ni recursos para adquirirlos.
Este es el panorama y la
naturaleza del sistema capitalista-imperialista, no podemos esperar que los
explotadores se vuelvan benevolentes o renuncien a sus ganancias, no podemos
pedir que dejen de saquear pueblos y destruir los vitales ecosistemas, eso
sería ir contra la propia lógica de su sistema, simplemente eso no va a ocurrir
jamás.
La propia producción de una
vacuna contra el Covid-19 ha desencadenado la punga entre las corporaciones
capitalistas, a ellos no les mueve la circunstancia real de hallar una verdadera cura para salvar a las
personas, de ninguna manera, a ellos les mueve la urgencia de producir una
vacuna con el fin de hacer negocio con ella. Su objetivo son las ganancias que
obtendrán con dichas vacunas, desde ya están delineando toda una ruta de
presión y chantaje para obligar vía endeudamiento a los países dominados a
adquirir las vacunas.
Finalmente diremos que los
proletarios del mundo pese a las dificultades que enfrentamos debemos hacer los
esfuerzos por comprender como opera este sistema asesino; sólo comprendiendo
cuáles son sus engranajes y contradicciones podemos enfrentarlo y hasta
derrotarlo. No es un sueño imposible, ya fue realidad histórica en el mundo, y
por ello hay la experiencia y el conocimiento. La Revolución del pueblo ruso y
la revolución del pueblo chino fueron gigantes acontecimientos que marcaron el
camino verdadero de como liberarnos de los explotadores y saqueadores
capitalistas-imperialistas.
Esta obra está vigente, solo es
cuestión de que los oprimidos del mundo puedan mirar la fuerza imparable de las
masas conscientes, de la capacidad de crear verdaderas organizaciones populares
y revolucionarias para levantarse y tumbar de raíz este sistema de opresión.
Hoy más que nunca debemos unirnos
en torno del programa proletario, en la lucha de clases debemos confiar en
nuestras propias fuerzas. Somos y seremos los constructores de la nueva historia.
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